Ayer fue un día de caos para los Bomberos Voluntarios que forman parte del cuartel de Rancul, tanto como para muchos de sus compañeros de la zona que, sin importar las jurisdicciones de cada uno, acudieron a cada lugar donde fueron convocados.
En el caso del Cuerpo Activo de Rancul, durante el día debieron dividirse en tres grupos para atacar los focos que se desataron en diferentes zonas: una cuadrilla viajó a El Tala, otra a Parera, y una tercera quedó a resguardo del pueblo (y efectivamente fueron convocados por un incendio que se desató en un baldío en el sector Este de la localidad).
El trabajo fue duro, el viento fue implacable durante todo el día. Si bien muchos focos se iban conteniendo, en el caso de la Ruta Provincial 9, otros tantos se iban desatando, desafiando el trabajo bomberil.
Lo mismo ocurría en la zona de El Tala, donde incluso se dificultaba la comunicación.
El grupo salió ayer a las 13:00, pasaron la noche en aquella zona, no volvieron a sus hogares y regresaron hace pocos minutos. Tras muchas horas de trabajo: más de 27.
Claro que el cansancio se refleja en sus rostros, siempre, aunque desafiar y combatir al fuego seguramente para ellos sea adrenalina, pero también agota. Sin embargo y a pesar de todo, la satisfacción del deber cumplido, le gana al cansancio, siempre.
Por supuesto que faltan las palabras, porque el orgullo es mucho… pero cómo no dedicarles unos renglones, un momento del día para pensar en ésta vocación de servicio que los inunda, a pesar del riesgo.
Son voluntarios, hay que destacarlo y tenerlo muy presente. Y son nuestros, son vecinos «de a pie», con un corazón enorme, con compromiso y preparación, con «abnegación, sacrificio, valor y desinterés», tal cuál lo reza el lema que ellos mismos repiten y llevan con tanto honor.